RIÑONES SANOS, VIDA SANA: EL ROL CLAVE DE LA NEFROLOGÍA
En esta entrevista, el médico nefrólogo Williams Neilson Rosales, del Hospital Naval de Talcahuano entrega recomendaciones para el cuidado de los riñones, aborda las principales causas de daño renal y destaca la importancia de la prevención y el diagnóstico oportuno para mantener una buena salud renal.
¿Qué es la nefrología y qué hacen los riñones en nuestro cuerpo?
La nefrología es una especialidad médica que se dedica a detectar, tratar y controlar las enfermedades de los riñones. Los riñones cumplen funciones muy importantes: filtran la sangre para eliminar los desechos, controlan la cantidad de agua y sal en el cuerpo, y ayudan a regular la presión arterial, entre muchas otras cosas.
¿Cuáles son las enfermedades renales más comunes?
Lo que más vemos hoy es la enfermedad renal crónica, que es un daño progresivo del riñón causado principalmente por la diabetes, la hipertensión y otras enfermedades propias del riñón. También tratamos fallas renales agudas en pacientes hospitalizados, muchas veces por infecciones graves o deshidratación (como vómitos y diarreas intensas). Además, atendemos infecciones urinarias, cálculos renales, enfermedades hereditarias como el riñón poliquístico, enfermedades autoinmunes como el lupus, y otros problemas relacionados con los riñones.
¿Existen síntomas tempranos que nos avisen de un problema en los riñones?
En general, los problemas renales no dan síntomas hasta que están bastante avanzados. Sin embargo, hay señales que debemos vigilar:
- Orina espumosa, con sangre o muy oscura.
- Hinchazón en la cara o en los tobillos.
- Cansancio o fatiga constante, que puede deberse a anemia causada por daño renal.
- No hay una edad específica para presentar problemas renales: tanto niños como adultos pueden verse afectados, aunque en adultos es más común por enfermedades como la diabetes o la presión alta.
¿Qué podemos hacer en la vida diaria para cuidar nuestros riñones?
Es muy importante hacerse chequeos si tenemos antecedentes familiares de enfermedades renales, y controlarse bien si tenemos diabetes o presión alta.
Llevar una vida saludable es clave:
- Controlar el peso.
- Tomar los medicamentos indicados.Evitar el exceso de sal.
- Hacerse exámenes anuales si hay factores de riesgo.
¿Qué rol juegan la alimentación, la hidratación y el ejercicio en la salud de los riñones?
- Una alimentación equilibrada es fundamental. Todo lo que comemos pasa por los riñones.
- Mucha sal o exceso de carne pueden dañar los riñones o formar cálculos.
- Tomar agua es muy importante, ya que los riñones regulan los líquidos del cuerpo.
- Hacer ejercicio ayuda a prevenir enfermedades que también afectan a los riñones, como la obesidad, diabetes y presión alta.
¿Quiénes tienen mayor riesgo de sufrir enfermedades renales?
- Personas con diabetes o hipertensión.
- Quienes tienen antecedentes familiares, como riñón poliquístico.
- Personas con enfermedades autoinmunes como el lupus.
- Quienes abusan del consumo de antiinflamatorios como ibuprofeno o naproxeno.
- Personas que consumen mucha sal o carne roja.
¿Cómo afectan la diabetes y la hipertensión a los riñones?
- Ambas enfermedades dañan los vasos sanguíneos, y los riñones están llenos de pequeños vasos.
- En la diabetes, el exceso de azúcar daña la parte del riñón que filtra la sangre, permitiendo que se pierdan proteínas por la orina.
- En la hipertensión, la alta presión daña las arterias del riñón, lo que a la larga impide que pueda controlar bien la presión y lleva a más daño.
¿Qué exámenes se recomiendan para detectar problemas renales a tiempo?
Hay dos exámenes muy simples y útiles:
- Examen de orina: puede detectar proteínas, sangre u otras sustancias que indican daño renal.
- Creatinina en sangre: permite calcular la función del riñón (filtración glomerular). Con estos resultados, el médico puede detectar problemas a tiempo y derivar al nefrólogo si es necesario.
¿Cada cuánto deberíamos hacernos un chequeo?
- Si estamos sanos y jóvenes, cada 2 o 3 años.
- Si tenemos diabetes o presión alta, al menos una vez al año. Un simple examen puede detectar micro daños, lo que permite actuar a tiempo.
DERRIBANDO MITOS
Uno de los mitos más comunes es que tomar mucha agua “lava” los riñones o los cura. La verdad es que, si ya tienes una enfermedad renal, tomar más agua no va a revertir el daño ni va a “limpiar” los riñones; en personas sanas, tomar agua no es un problema, pero en pacientes con enfermedad renal avanzada, muchas veces hay que restringir la cantidad de líquido, porque los riñones ya no eliminan bien el exceso.
Respecto a la alimentación en etapas tempranas de la enfermedad renal no hay muchas restricciones, pero a medida que la enfermedad avanza, sí es necesario controlar la cantidad de: Sal, Proteínas (sin eliminarlas del todo), Potasio (presente en frutas como el plátano) y Fósforo (presente en algunos lácteos, frutos secos y bebidas oscuras). Todo esto se hace porque los riñones dañados no logran eliminar bien estas sustancias, y se pueden acumular en el cuerpo.
El mensaje final que les puedo dejar es que llevar una vida sana es la mejor forma de prevenir el daño renal. Si no cuidamos nuestros riñones, podemos terminar en diálisis, que cambia completamente la vida del paciente. Mi consejo final: cuida tus riñones, porque son esenciales para vivir bien.
SIN DESCANSO LAS 24 HORAS DEL DÍA
El riñón es un órgano vital que trabaja sin descanso, 24 horas al día, todos los días del año. Sin que lo notemos, realiza muchas funciones esenciales:
- Filtra la sangre y elimina sustancias tóxicas.
- Produce eritropoyetina, una hormona que estimula la formación de glóbulos rojos.
- Regula la presión arterial mediante la producción de renina.
- Ayuda al equilibrio del calcio y los huesos con el manejo del calcitriol.
Por eso es tan importante cuidarlo. ¿Cómo?
- Manteniendo un peso saludable.
- Evitando el exceso de antiinflamatorios como ibuprofeno o naproxeno (solo con indicación médica).
- No exagerando con el consumo de proteínas ni con ejercicios extremos que destruyan músculo.
- Evitando el alcohol, el tabaco, la comida chatarra y el exceso de sal o grasas.
DIÁLISIS Y VIDA: TESTIMONIOS QUE INSPIRAN
“La diálisis cambió nuestra vida, pero no nuestras ganas de vivir”
Noemí Zenteno, lleva 15 años en diálisis. Su esposo la acompaña cada día, siendo su principal apoyo. Juntos enfrentan los desafíos del tratamiento con fe y esperanza.
A sus 64 años, Noemí Zenteno Cabrera sabe lo que significa vivir con diálisis. Desde hace 15 años asiste regularmente a tratamiento, acompañada siempre por su esposo, Juan Vergara. “Antes salíamos de vacaciones con libertad, ahora todo es más limitado. Solo viajamos los fines de semana”, cuenta.El apoyo de su pareja ha sido clave. “Hay días en que me cuesta ir, pero él me anima. También la fe y la comunidad de la iglesia nos dan fuerza.”
Noemí recibió un trasplante que lamentablemente no funcionó. “Mi cuerpo lo rechazó, pero sé que no todos los casos son iguales. Mi hermano lleva 35 años con un trasplante sin problemas.”
Su mensaje es claro: “Tengan fe, paciencia y apoyo familiar. No se rindan, hay que seguir luchando por la vida.”
“Con paciencia y optimismo, se puede vivir con diálisis”
Marcela Arias, tiene 58 años y hace quince años, un accidente durante el parto cambió su vida para siempre: sufrió un infarto renal que la llevó a depender de la diálisis. “Nunca tuve señales previas, fue algo totalmente inesperado”, relata.
Desde entonces, asiste tres veces por semana a sesiones de diálisis, que comenzaron siendo de cuatro horas y hoy duran tres. Al principio, asegura que lo tomó con calma. “Soy optimista por naturaleza. Siempre pensé que mientras no doliera, podía llevarlo bien, como si fuera un spa”. Sin embargo, reconoce que, con los años, el cuerpo se resiente: “Tengo problemas óseos que afectan mi movilidad”.
Pese a las dificultades, Marcela ha encontrado en su actitud positiva un motor clave para seguir adelante. “El ánimo lo es todo. Hay que rodearse de gente que sume, no que reste, y tener amor por la vida”.
Ya vivió un trasplante renal, pero por ahora no es candidata a otro. Aun así, no cierra la puerta a nuevas oportunidades: “Siempre hay que tener esperanza”.
Su mensaje para quienes comienzan este camino es claro: “Paciencia, fe y una actitud positiva. Aceptar la enfermedad es fundamental para aprender a vivir con ella”.